En los años noventa las farmacéuticas bloquearon el acceso de los países pobres a los retrovirales, condenando a grandes porcentajes de la población mundial a morir por el virus del SIDA. Fue un atentado contra la salud. Treinta y nueve farmacéuticas se enfrentaron en los juzgados a Sudáfrica, demandándola por querer usar medicamentos genéricos e importar fármacos más baratos. Los países pobres rogaban un abaratamiento de los retrovirales para que su población no muriera de lo que en el primer mundo había dejado de ser un virus letal. Fue una batalla de David contra Goliat. Unos luchaban por un enriquecimiento mayor. Otros, por el derecho a la vida.
Diversas organizaciones defensoras de los derechos humanos se posicionaron en favor de Sudáfrica y de todos los países en vías de desarrollo que, con las nuevas reglas de patentes, vieron reducido su acceso a medicinas esenciales. India o Brasil, productores de fármacos genéricos, y Sudáfrica o Kenia, importadores de los mismos, fueron presionados, llevados a juicio y amenazados con sanción por parte de las multinacionales farmacéuticas y de algunos gobiernos de países desarrollados. Seguir leyendo El ‘apartheid’ viral