Para conocer el grado de respeto de cualquier país por los Derechos Humanos no basta con dejarse llevar por su propaganda oficial, es preciso analizar la realidad cotidiana de las personas más humildes, pobres, excluidas, pacíficas, perseguidas y amenazadas que habitan en él.
Respetar los Derechos Humanos no significa que exista un ministerio, una secretaría de Estado o una dirección general llamada de Derechos Humanos, de Justicia o Igualdad, tiene que ver con la instrucción pública en esos derechos y sobre combatir las desigualdades.
Muchos profesionales de la política gustan de hacerse fotografías en eventos que utilizan el nombre de los Derechos Humanos, mas, a menudo esas mismas personas fruncen el ceño cuando se les pregunta por una realidad que no quieren ver, por “inoportunidad” o elusión de culpa. Seguir leyendo Utilizar mucho el nombre de los Derechos Humanos no es garantía automática de que estos sean respetados