Nuestra historia (1987-2022)

Breve reseña histórica

ASPA hunde sus raíces en las utopías de las revoluciones de Centroamérica de los años ochenta, en la lucha por la justicia en el Tercer Mundo, en las denuncias en el llamado Tercer Mundo, en la solidaridad con el Sáhara, en la solidaridad con Palestina, en la solidaridad como encuentro, en la solidaridad con África, en la inmigración, en el ser mujeres, en Andalucía, en la búsqueda de foros, redes y plataformas, en el cuidado de la Tierra, en la sensibilización social, en la cooperación internacional. Estas raíces han nutrido numerosos proyectos e incontables actividades que sería largo enumerar.

Varias razones apuntaban la conveniencia de que un proyecto de cooperación y sensibilización tuviera como punto de referencia Andalucía. No existía ningún organismo con capacidad de decisión y ámbito de actuación a nivel de Andalucía dedicado  a estos temas, en contraste con la mayor presencia de ONGDs en otras áreas (Cataluña, Aragón, País Vasco, Madrid). La sensibilización ciudadana (educación para el desarrollo) a cerca  de los problemas del Tercer Mundo debía tener en Andalucía un acento especial, dadas las circunstancias de su peculiar posición geográfica, cultural y socio-económica que la sitúan un poco a caballo entre el Norte desarrollado y rico y el Sur subdesarrollado y pobre.

Teniendo en cuenta estas premisas y tras consultar a personas con suficiente experiencia en el terreno de la cooperación internacional, se decidió emprender el camino para la constitución de una ONGD andaluza, promoviendo la idea entre distintos sectores de nuestra Comunidad.

En julio de 1987, ASPA fue registrada legalmente como Organización No Gubernamental de Ayuda al Desarrollo, ante la Consejería de Gobernación de la Junta de Andalucía.

Han pasado 35 años de aquella ASPA, y el vuelo de aquellas alas que formaban el pensamiento, que quería ser crítico, y la ternura, que quería ser imprescindible, ha cogido altura, permitiendo ver una panorámica retrospectiva y a la vez de futuro, capaz de ser memoria histórica y lanzadera hacia nuevas propuestas  para unos tiempos en crisis. El camino lo ha recorrido ASPA con personas del MST y CIMI de Brasil, comunidades originarias de Bolivia, Ecuador, Chiapas, Perú, Panamá, Guatemala, Nicaragua, Cuba, Benín, El Salvador Uruguay, Sáhara Occidental, Palestina o Togo.

El camino ha estado y está marcado por algunos hitos. Reivindicamos el derecho de los pueblos a ser protagonistas de sus propios procesos de desarrollo en consonancia con su identidad cultural y entorno. Exigiendo que los procesos de desarrollo tengan en cuenta la especificidad de las mujeres, promoviendo el análisis de las relaciones hombre/mujer. Reivindicando el derecho a una educación global y una formación integral, que promuevan cuestionamientos personales para una actividad crítica, un compromiso para la transformación de la vida cotidiana, coherente con la sociedad que pretendemos. Denunciar la violación de los Derechos Humanos y las injusticias, emprendiendo acciones legales.

Especialmente, en los últimos tiempos, aunque ya lo era desde sus orígenes, ASPA, nacida a caballo entre el sur de Europa y el sur que define el vasto continente africano, es sensible al fenómeno migratorio, y, en su hoja de ruta hacia un mundo más justo, entendió prioritaria la exigencia de una política de migraciones que no cierre las puertas a las personas que, huyendo de la pobreza, las guerras y la represión política, buscan en nuestros países refugio y sustento. ASPA quiere mirar especialmente hacia el continente africano, nuestro SUR más inmediato, cada vez más cerca por la llegada de miles de inmigrantes, pero cada vez más lejos por las condiciones, que nuestra integración en la Unión Europea, les impone