Vivimos unos años difíciles que afectan gravemente a las comunidades con las que trabajamos en los países empobrecidos y en Andalucía.

Llevamos varios años con continuos recortes en la Ayuda Oficial al Desarrollo andaluza. Para mitigar la merma de ingresos que eso implica, estamos realizando diversas actividades para recaudar fondos. La última es la realización de una “Agenda Solidaria 2023/4”: Este año es una agenda formato “escolar” de un tamaño de A5, con 194 páginas a todo color y ha sido elaborada y diseñada por nuestro voluntariado.

¡¡¡Por solo 10 € puedes tener esta magnífica agenda!!! 

Tenemos puntos de distribución en Córdoba, Granada, Málaga y Sevilla. Las que sois de otros municipios las podéis pedir por correo electrónico (aspa@aspa-andalucia.org) o mediante WhatsApp/Telegram al 667012151 y las enviaremos por Correos.

Si regentáis alguna papelería, fotocopiadora, tienda de comercio justo o alternativa nos podéis ayudar distribuyendo en vuestro local la agenda.

Las aportaciones se pueden hacer por transferencia bancaria a ES16 3183 1400 5210 0331 4828 (Arquia Banca) o en mano en los puntos de distribución.

Como sabéis, estamos declaradas de Utilidad Pública, por lo que cualquier aporte económico que recibamos da derecho a deducción de hasta un 80% en vuestra Declaración de la Renta. Para que tengáis derecho a desgravar esa cantidad necesitamos algunos datos personales: nombre y apellidos, DNI y provincia de residencia. De esta forma la agenda te puede salir por solo 2 €.

Muchas gracias por colaborar con ASPA y no os quedéis sin la Agenda Solidaria

Os dejamos para abrir boca la Introducción, escrita por Luis Pernía Ibáñez:

¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón.

Leyendo a Juan José Millás y Juan Luis Arsuaga en “La muerte contada por un sapiens a un neandertal” se cita el cuento de “El Inmortal” de Borges donde el protagonista, anhelando la inmortalidad y después de muchos esfuerzos, consigue llegar a la Ciudad de los Inmortales descubriendo que la inmortalidad es una condena para siempre, porque lo que da sentido a la vida es la muerte. Efectivamente el sentido de la vida pasa por la muerte y los mil avatares de cada día, las prisas y los agobios.

Por eso necesitamos hitos o referencias, encinas bajo las que descansar en el camino como la del relato bíblico de la encina de Mambré donde Abraham toma conciencia de que es el padre de un pueblo por el que ha de velar. Porque estos hitos o referencias son más que un lugar de descanso son sitios para retomar una iniciativa, repensar si estamos en el camino correcto. Y como en un plazo muy corto a una persona le pasan todas las cosas, necesitamos anclajes que nos permitan reposar y retomar el sentido de nuestro caminar.

Este el sentido de la agenda que ofrece ASPA. Una agenda hecha con mimo y para facilitar el trabajo solidario y el itinerario de quien busca el cuidado de la naturaleza y de las personas más vulnerables.

Agenda es el gerundio del verbo latino ago agis agere, que significa HACER. Lo que hay que hacer. Porque nuestra vida son días contados y por ello cada día es un regalo. Pero como dice el refrán popular “antes de cambiar el mundo da tres vueltas por tu propia casa”. Por tanto, tenemos que cuidar nuestro nido. Reflexionar. Un momento para detener nuestros pies y descubrir que tenemos alas. Y esta agenda te ayuda a ello.

Recordando aquello de Saint Exupery “para los ojos lo esencial es invisible” la agenda no es un paquete de fechas, sino más bien la invitación a la utopía y a pisar una ruta solidaria donde difundir información relevante sobre participación comunitaria que busca ayudar a otras personas. Efectivamente, la agenda es una invitación a la utopía. En el siglo XVI Tomás Moro populariza la palabra utopía que no era otra cosa que una isla maravillosa donde los seres humanos podían vivir una existencia plenamente feliz, pero era algo imaginario, que no existía ninguna parte. Muy a principios del siglo XIX aparecen los socialistas que precisamente se llamaban así mismos utópicos, pero apenas consiguen realizar puntualmente alguna de sus utopías. Los partidos que siguen llamándose socialistas aspiran solamente a suavizar el capitalismo. Parece que el capitalismo es algo definitivamente asentado en la humanidad. Se ha llegado a hablar del fin de la historia. Ya no se pueden esperar cambios. A pesar del panorama caótico que nos rodea, no surgen movimientos que aspiren a un cambio radical y a una superación del capitalismo. La pregunta clave es ¿Por qué estamos así? Se ha perdido la batalla política cultural e ideológica. El imaginario colectivo de la sociedad es el imaginario capitalista y en él no cabe ese cambio.

 ¿Debemos dar por definitivamente perdida esa batalla? Contra la ambición insaciable y el individualismo egoísta de la cultura capitalista tenemos que aplicar otros criterios radicalmente opuestos, que sí nos puedan llevar a esa utopía. Recordemos, por ejemplo, las bienaventuranzas de Jesús de Nazaret o los principios éticos de la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad. Pero la libertad que proclama el capitalismo es la de enriquecerse a costa de lo que sea y consumir todo lo que nos apetezca. Además, el dominio del capital condiciona la libertad de los mismos gobiernos, empuja a una desigualdad cada vez mayor, y de la fraternidad ni sabe lo que es eso.

No sólo en este campo de la ética es necesario plantear la batalla, también en el de una elemental sensatez. Si el mundo científico nos está diciendo que son necesarios cambios muy profundos en nuestra civilización, ¿por qué no les hacemos caso? Recuerdo, desde hace mucho tiempo que una característica fundamental de los movimientos solidarios es la confianza en los seres humanos. Pues esa confianza es la base para aspirar a un profundo cambio social. Por ello hacemos nuestros los versos de Fito Páez que abren las páginas de la agenda: ¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón.