La guerra que se está desarrollando en Europa tiene ya sus consecuencias políticas y económicas en todo el mundo. Supone la amenaza de un peligro mortal para todos los pueblos de Europa y de todos los continentes.

Para preservar a la humanidad, hay que detener esta marcha hacia la barbarie. La guerra de Putin, como la de la OTAN a cargo de Zelenski, no es nuestra guerra. No estamos en guerra con el pueblo ruso ni con el pueblo ucraniano. Queremos la paz para el pueblo ruso y para el pueblo ucraniano.

Al invadir Ucrania, Putin se lanzó a una aventura criminal y sin salida para el pueblo ruso y el pueblo ucraniano. Putin no defiende al pueblo ruso. Exigimos la retirada de las tropas del ejército de Putin. Condenamos la escalada bélica de la OTAN y exigimos la retirada de las tropas de todos los países de la OTAN.

El Gobierno estadounidense, a la cabeza de la OTAN, no defiende al pueblo ucraniano, sino los intereses de los monopolios que quieren tomar el control de las importantes riquezas de Rusia, como lo hicieron en Iraq, so pretexto de las armas de destrucción masiva, inexistentes. No aceptamos que esta guerra sirva para enfrentar a unos pueblos con otros. No aceptamos el rechazo una y otra vez afirmado por Biden, la Unión Europea y Putin a un alto el fuego inmediato y a parar la guerra.

¿A qué conduce esto?

A que la Unión Europea adiestre a 15.000 soldados ucranianos aduciendo que la guerra debería durar largo tiempo, sin alto el fuego, hasta la derrota de Rusia, con el resultado de los muertos, los heridos, los refugiados.

A que los dirigentes de nuestros Estados suministren

armas que matan y hieren a cientos de miles de seres humanos de ambos bandos con su multitud de masacres, refugiados, destrucción, que nos remite a las peores imágenes de las guerras que desgarraron ya el continente europeo.

A «sanciones económicas» contra el pueblo ruso, exigidas por el Gobierno estadounidense, que se utilizan para disparar los precios, los beneficios récord de los trust y oligarcas del petróleo, la compra masiva de gas de esquisto, un inicio de colapso industrial en Europa.

A que en todos los países europeos los Gobiernos sometan a los Parlamentos unos presupuestos militares cada vez mayores que los Parlamentos votan liberando sumas descomunales para el ejército.

A que se utilicen miles y miles de millones para el rearme de Ucrania en beneficio de la industria de armamento y en detrimento de los pueblos trabajadores con recortes en todos los presupuestos públicos, hospitales, escuelas, etc.

En muchos países de Europa, hay manifestaciones por la paz, contra la guerra que expresan el rechazo de esta marcha hacia la barbarie para los pueblos de la vieja Europa, cuna ya de dos guerras mundiales.

Lanzamos un grito de alarma: esta escalada puede conducir a una catástrofe mundial.

No seremos cómplices de ello.

¡Lanzamos un llamamiento a todos los trabajadores y militantes de Europa a unir sus fuerzas para detener este engranaje mortal y esta carnicería y por el cese de la guerra y un alto el fuego inmediato!